La amabilidad inicia con nosotros mismos
- Diana Murillo

- 13 jul
- 5 Min. de lectura

La amabilidad
inicia con nosotros mismos:
en darnos permiso de sentir y navegar aquello que llegue,
en darnos espacios si hace falta o hacer pausas si lo necesitamos.
Ser amables es cuidar de nosotros primero y,
desde allí, compartir esta amabilidad con quienes nos rodean.
El verdadero servicio no implica sacrificio; es una danza entre el dar y el recibir, que al final es un regalo para todos los involucrados.
Si buscamos el origen de la palabra "amabilidad",deriva del latín "amabilitas", que a su vez proviene de "amare" (amar) y el sufijo "-bilis" (que puede, digno de), más el sufijo "-dad" (cualidad).En esencia, amabilidad significa la cualidad de ser amable, digno de ser amado o de inspirar amor.
Tú eres la persona que te acompañará durante todo tu camino.La manera en que te relacionas contigo —en tus pensamientos, tus conversaciones, tus acciones y decisiones— impacta directamente la forma en que te sientes contigo mismo y con tu entorno.
Hoy quise escribirte este mensaje para recordártelo.
Por muchos años no fui consciente de que mi definición de atención o servicio implicaba, muy en el fondo, una dosis aceptable de sacrificio personal.
Había aprendido que no importaba si lo que me pedía la otra persona —“cliente”, “amigo”, etc.— era algo que cruzaba de alguna manera un límite.Lo importante era ser amable, atenderle y cumplir con mi promesa de valor.Muchas veces los límites los cruzaba porque ni siquiera los tenía.
Recuerdo la sensación de no ser capaz de decir: “no puedo”, “no estoy disponible” o “ya tengo un compromiso”.
Hace muchos años, cuando inicié mi carrera como agente, recuerdo que una de mis primas estaba embarazada y tenía el baby shower de su primer bebé.Ella me había hecho la invitación con anterioridad, sin embargo, en esa época estábamos en una negociación que para mí era importante y aún no se había cerrado.
Conclusión: elegí no ir al baby shower porque estaba esta negociación (que al final no se dio). Y por estar en esa reunión (que se hubiera podido hacer en otro momento), no fui.
Esto es solo un ejemplo.
No tiene que ser un compromiso con alguien más, puede ser un compromiso contigo:ir a una revisión médica, sentarte a almorzar con calma, practicar algún deporte, escribir, ir a caminar o hacer ejercicio.
Cualquier actividad que tú sabes que te hace bien y te sirve para cuidarte y volver a ti una y otra vez.
Aquello que te nutre, que te hace bien, que te alimenta… es un compromiso contigo.
Y no se trata de sentirnos culpables por decisiones que ya tomamos o acciones anteriores que no podemos cambiar. Se trata de ser conscientes desde que lugar elegiremos nuevamente.
El verdadero servicio nace del cuidado propio.
Esta semana tuve la oportunidad de compartir con un grupo de agentes reflexiones referentes a convertirte en un agente de valor para tus clientes.
Por supuesto que ser relevante, escuchar y atender genuinamente necesidades, y comunicar, es importante.Sin embargo, siempre les recuerdo:
Nadie va a valorarte más de lo que tú te valoras.
Nadie cuidará más de ti que tú mismo.Porque tú eres quien permite —o no— que se den ciertas situaciones.
Te doy algunos ejemplos.
Hace unos años acompañé a un cliente vendedor en la venta de su propiedad.
Realmente él no quería vender, pero tuvo que hacerlo por una situación familiar.
Durante todo el proceso de comercialización la relación fue muy clara y cordial.
Finalmente, cerramos el negocio de manera rápida y llegó el día acordado del primer pago de la comisión (acuerdo con los clientes un primer pago del 50% en promesa y un 50% en la escritura).
El negocio fue rápido, por lo que la escritura no demoraría mucho tiempo.
Sin embargo, ya teníamos un acuerdo.
En ese momento, en la firma inicial de la promesa, me dice:
—Y bueno, tu comisión va para la escritura, ¿cierto? Falta poco, ¿no tienes ningún problema?
En otro momento hubiera dicho: “Sí, claro, no hay problema…”
Sin embargo, en ese momento, sin dudarlo y con mucha amabilidad, le dije:
—No, recuerda que el acuerdo es un pago ahora y el resto después.
Y él cayó en cuenta y dijo:—Sí, sí, cierto.
Puede parecer sencillo, pero ¿cuántas veces no permitimos este tipo de modificaciones o situaciones por no parecer groseras, por ser amables, porque lo más importante es que el cliente esté contento?
Y te pregunto:¿No es importante entonces que tú también estés contenta y a gusto?
Servicio no es sacrificio.
Hemos aprendido a fomentar negocios gana-gana (o bueno, por lo menos yo lo fomentaba y lo comunicaba activamente a mis clientes por mucho tiempo).
Sin embargo, en una negociación con un colega, hace un tiempo, me di cuenta de que no me estaba incluyendo en esa ecuación.
Así que te invito a que tus negocios no solo sean gana-gana (vendedor - comprador), sino que sean gana - gana - gana, incluyéndote a ti.
Tu labor es importante, y eres parte de la razón por la que se da el negocio.
¿Por qué entonces te sacas de la ecuación al equilibrar los beneficios para todos?
Recuerda que no todos los clientes, así como no todas las relaciones, son para todos. Está perfecto reconocer qué tipo de servicio quieres brindar, qué nivel de compromiso requiere por parte de tu cliente, y si no están alineados, seguir cada uno su camino.
La autenticidad es un regalo para ti y para tus clientes.
Finalmente, un tema que para mí ha sido un proceso, porque me daba miedo mostrar partes de mí que eran evidentes, pero que no me abría a comunicar.
En tu caso puede ser atreverte a elevar tu voz, compartir tu visión sin tratar de encajar, complacer o agradar.
Es de valientes, porque no todos resonarán contigo… y está perfecto.La persona que más debe ser honesta y estar en paz contigo eres tú mismo.
Atrévete a mostrar tus dones y talentos,a comunicarte viendo la comunicación como un puente que te une con aquellos que están buscando tus servicios.
Para mí, emprender, ser agente, mentora, ha sido un regalo y una maestría.Un espacio que me ha permitido verme y reconocerme, para desde allí compartir y entregar.El espacio que me ha permitido darme cuenta cuándo estaba alineada conmigo y cuándo no, y tomar decisiones.
Más que una carrera, ha sido una decisión y un manifiesto de la vida que anhelo y elijo vivir.
Acompañar, escuchar desde un lado humano, cercano y, por supuesto, profesional.Un servicio como el que valoro recibir cuando estoy en el lugar del cliente.
Así que en mi corazón, desde hace meses, tengo la intención de construir una comunidad de agentes que también resuenen con este mensaje.
Aquellos que saben que cada encuentro es una oportunidad, que cada persona y su historia son valiosas, y que acompañamos procesos de vida más que transacciones de inmuebles. Agentes que desean construir negocios de impacto, no solo para sus clientes sino también para ellos mismos, alineados con sus valores y visión de vida.
Para ellos estoy preparando un espacio de formación, un programa que nace del corazón y que me hubiese encantado tener cuando iniciaba mi carrera.
Si tú resuenas con ello, te invito a que te inscribas en la lista de espera y serás de los primeros en recibir la información.
Finalmente, como siempre, me encantará leerte y saber si algo de lo que compartí hoy te hizo sentido.
Puedes escribirme a hola@dianamurillo.co y seguirme en Instagram @soydianamurillo.
Un abrazo,
Diana



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